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Deby Beard

Adentrarse en un romance


El vino es el elemento más importante que le da origen a la identidad de la DOCa Rioja. Su rico pasado es la fuente de su éxito actual, crear los mejores vinos requiere de esfuerzo, dedicación, años de investigación y compromiso total: desde sus inicios sólo existía el objetivo de crear vinos maravillosos, y sin desviarse del camino, esta región de España lo consiguió.

Los vinos riojanos nos revela la identidad de su terruño y de su proceso de elaboración, sus vinos blancos, tintos, rosados y espumosos son una invitación a atreverse a experimentar nuevas sensaciones, a transportarse a una tierra de maravillas climáticas, arquitectónicas, paisajistas y humanas.

Los riojanos logran conseguir un equilibrio casi mágico entre el sabor frutal, la acidez, las notas que le da la barrica, en fin, es un resultado tan delicado que son una bebida al mismo tiempo sutil y cautivadora. Probarlos es como adentrarse en un romance, que lejos de apagarse con el tiempo, logra hacerse más grande y verdadero.

El impacto de los vinos de la DOCa Rioja no se limita a su buen sabor de boca ni al travieso cosquilleo que produce en el cuerpo, sino que va más allá, tiene una carga simbólica que nos fascina. Para algunos, beberlos es reflejo de su sabiduría y de su capacidad de entender un tema apasionante, a otros los hace sentirse más confiados en sí mismos, algunos aman ser percibidos como más atractivos y carismáticos, muchos los beben para cuidar su corazón y su salud, y otros más los usan como un muy eficaz método de socializar y conectarse en reuniones.

Sea cual sea la razón, los vinos riojanos siempre están cargados de emociones positivas, la realidad es que son excelentes compañeros para toda ocasión, no por nada son la bebida más elegante de la historia. Además son divertidos y versátiles, pueden maridarse con toda clase de platillos, desde los más elaborados, canapés, aperitivos, postres, con una tabla de quesos, un chocolate o simplemente solos.

Cuando pensamos en vinos riojanos, se nos viene a la mente el paisaje de la DOCa Rioja, con sus vistas a un horizonte infinito y de colores cambiantes. Ambos placeres se pueden disfrutar con el enoturismo, la muy acertada práctica de visitar las bodegas para conocer los procesos de producción y embotellamiento, disfrutar de catas y menús maridados, vivir el pisado de uvas, además de practicar deportes como el ciclismo, consentirse con un tratamiento de vinoterapia, y después, visitar a museos y sitios históricos.

La DOCa Rioja es tan seductora e intrigante como sus vinos. Sus bodegas nos adentran en la historia de las regiones de esta tierra mágica y única por sus producciones de excelente calidad. En definitiva, los vinos riojanos son elegantes, sanos, divertidos, intrigantes, seductores y no conocen de fronteras.

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