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El arte del brunch en Maison Mexico Roma

  • Deby Beard
  • Jun 19
  • 2 min read

El domingo comenzó con calma, tal como deben comenzar los domingos. La Roma aún despertaba entre calles mojadas por el riego nocturno y un cielo que dudaba entre sol y nostalgia. Subimos al rooftop de Maison Mexico y nos encontramos con un pequeño festín de luz, sabor y aire tibio, todo sostenido por la música suave que acompaña la respiración pausada de la ciudad.


Conchita Clamont se presenta como un punto de encuentro, un respiro en medio del ritmo acelerado de la semana, un paréntesis en el que la tregua del mediodía se siente en cada detalle. Bajo el son de dos guitarras en vivo, disfrutamos del brunch en su máxima expresión, un arte que aquí se ha perfeccionado.

Probamos primero los chilaquiles verdes, un clásico que parece conocido, pero que en este lugar se renueva: tortillas crujientes y salsa fresca, viva, acompañados por frijoles negros que evocan hogar, leña y mañanas sin prisa. El brunch sigue su propio ritmo, marcado por copas que se llenan una y otra vez de mimosas espumosas y por conversaciones que suben de tono a medida que el sol gana altura.


En cada mesa, la variedad de platos crea un paisaje de sabores: ensaladas que parecen jardines comestibles, ceviches donde la acidez cítrica se equilibra con el dulzor sutil de la fruta tropical, pastas hechas a mano que llevan el aroma de mantequilla y trufa. Cada platillo tiene voz, historia y ritmo propios.

La cocina de Valeria Sánchez observa, entiende y respeta. Los ingredientes hablan por sí mismos, sin artificios ni excesos. El tomate sabe a tomate, el pescado es pescado, y todo se presenta con una sinceridad valiente y joven.


Llevamos con nosotros a Yuki, nuestra perrita de mirada curiosa y andar elegante, que fue recibida con naturalidad y calidez. En Maison Mexico Roma, la actitud pet friendly se nota en cada gesto: el agua llegó en un cuenco bonito, los meseros le sonrieron como si la conocieran, y ella encontró su lugar bajo la mesa, tranquila y atenta, como si el brunch también estuviera pensado para ella. Así, las mañanas lentas se completan y la ciudad se vuelve un poco más amable para todos.


Las horas pasaron sin que lo notáramos, mientras el brunch continuaba —porque en Maison Mexico los domingos se prolongan en lugar de interrumpirse— y nos enamoramos de esa atmósfera única. Maison Mexico Roma es un refugio aéreo donde el paladar y el ánimo encuentran un equilibrio perfecto. Un lugar donde comer se convierte en un acto de encuentro y donde un brunch de domingo puede ser, sin aviso previo, la mejor forma de decir que la vida sabe bien.


 
 
 

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