La cocina francesa de Les Moustaches ocupa un lugar muy especial en los corazones de quienes la hemos disfrutado. El restaurante se encuentra en una hermosa casona porfiriana, cuya arquitectura original, junto con su sobria decoración y las notas del piano, nos hacen sentir dentro como si estuviéramos dentro de un sueño. En sus mesas se han sentado grandes personalidades y foodies, que aprecian el comer verdaderas recetas francesas dentro de un ambiente de lujo soberbio.
Dedicado a una vida de servicio gastronómico de alto nivel, Luis Gálvez ha logrado convertir a Les Moustaches en el máximo representante de la cocina francesa en la Ciudad de México. Su éxito se basa en una sola palabra: perfección. Perfección en el servicio, en el trato, en el sazón, en los vinos, en la música, aquí, todo está perfectamente orquestado para satisfacer nuestros sentidos.
La presentación de los platillos es tan hermosa como exquisita. Su amplio menú ofrece una variedad de posibilidades para escoger, donde cada opción es tan maravillosa como la otra, por lo que cada visita se transforma en una oportunidad única para disfrutar siempre de sabores diferentes. Si a esto le sumamos sus festivales especiales con los que se celebran los sabores de cada temporada del año, realmente sentimos como si estuviésemos en Francia.
Cada platillo es un viaje de texturas, aromas y sabores. Pescado, pollo, salmón, cordero, pato, caracoles, filete, jamones y quesos, todos se transforman en delicadas obras de arte que nos revelan sus secretos en cada bocado, y aunque desaparezcan del plato, dejan una huella en nuestra memoria. Su frescura, el punto exacto para cocinarlos, y la delicadeza con la que están preparados, logran que cada bocado literalmente se derrita en la boca.
Sus porciones son del tamaño perfecto, no se necesita servir un plato desbordante para satisfacer a los sentidos, porque el balance de ingredientes logra que estalle en el paladar una sinfonía de sabores. Si el cielo tuviera un sabor, sabría a los bocados de los platillos de Les Moustaches. Otra de las maravillas es la gran variedad de vinos que tenemos para escoger, porque un gran platillo merece un gran vino. Podemos poner en práctica nuestros conocimientos y escoger el vino por cuenta propia, sin embargo, el personal está calificado para darnos la mejor recomendación. Para maridar los platillos, lo ideal es lograr que los matices del vino creen una armonía con los del platillo, elevando la experiencia a un mimo sublime de los sentidos.
Les Moustaches es un auténtico destino parisino en la ciudad, que nos recibe con la nostalgia de la historia, y con la sensación de estar en Francia. En cada platillo, descubro el refinamiento francés que tanto nos gusta y que en Les Moustaches lo han sabido trasladar a su cocina, cuya fama es reconocida y bien merecida.
