California es el tercer estado más grande de Estados Unidos, lleno de bellezas para explorar, y por sus días soleados y su clima paradisiaco, se le ha llamado cariñosamente como el Estado Dorado.
Uno de los grandes atractivos del estado es su producción de vinos, frescos y vibrantes como los vientos que soplan en los días de verano, su producción es tan importante y generosa gracias a sus cualidades climáticas y su belleza constante, California es el productor número uno de vino en América, y en sus bodegas se elabora el 90% de todo el vino de Estados Unidos y es el 4to productor a nivel mundial después de Francia, Italia y España.
El estado posee casi 150 Denominaciones de Origen que nos invitan a probar y recorrer el estado a través de sus sabores. Sus denominaciones están definidas por el nombre de un condado o por las regiones de cultivo reconocidas a nivel federal, conocidas como American Viticultural Areas o AVA, con lo que se garantiza que los vinos que se producen sean con las uvas se cultivan bajo el sol de California.
Los vinos que logran capturar la esencia de su terroir son los de Wagner, que se sienten como un cálidos beso de sol. Sea Sun Chardonnay es nombrado así a partir de los elementos más importantes para la creación de un vino maravilloso: la brisa marina proveniente del océano Pacífico, y el sol que le da vida a las vides. Estas dos fuerzas de la naturaleza, el mar y el sol, nutren los viñedos de Santa Bárbara, Monterey y ahora también en el condado de Solano.
Solano es una región pequeña pero rica en cualidades, muy cercana a Napa Valley, y goza de un clima marítimo moldeado por su proximidad a la Bahía de San Francisco. Cada uno de estos viñedos le imprime un sello distintivo a las uvas Chardonnay con las que se elabora este vino: de Solano, adquiere su riqueza, de Santa Bárbara toma su textura redonda en boca, y de Monterey adquiere su vibrante acidez. Esta diversidad de cualidades hacen que sea un vino en cuyo carácter se captura el célebre sabor californiano, y por las condiciones únicas en las que es creado, hacen que tenga un estilo muy particular e irrepetible.
Su bello color dorado es como un reflejo de los rayos del sol, junto con vibrantes tonos luminosos. En nariz, destacan las frescas esencias de limón y néctar de duraznos, junto con notas minerales que evocan un delicioso aroma a tierra y roca mojada. En el paladar, nos cautiva con sus sabores cítricos de lima y limón, con ligeras caricias de brisa marina, y termina con una coqueta y vigorosa acidez.
La historia de los grandes vinos de Wagner empieza desde el viñedo, cuando se plantó la primera vid, en todos los cuidados que se le prodigan al terruño, y continúan cuando llegan a nuestra copa. Son deliciosas que se sienten como un regalo para a los sentidos, en cada sorbo nos regalan complejas y sutiles sensaciones a los sentidos.
https://vinoswagner.com/
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