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  • Melanie Beard

Con Sabor a Generaciones


Desde 2001, Viñedos y Bodegas García Figuero es una sobresaliente realidad. Elabora vino con uva procedente de más de ochenta hectáreas, de las cuales una tercera parte son viñas viejas con una edad superior a los sesenta años. Tinto Figuero, Ribera del Duero, es reconocido por su calidad en España y en los más de 25 países donde se puede degustar.


José María García nació en La Horra en 1936, en el seno de una familia de viticultores. Casado en 1961 con Milagros Figuero, también de La Horra y de familia de viticultores. Tienen tres hijos: Carlos, Henar y Antonio, casados con Esther, J. Felipe y Pilar. La familia al completo está involucrada en los viñedos y en la bodega.

Desde temprana edad, a los 12 años, José María ya plantaba vides y cuidaba con esmero la viña como le enseñaron sus abuelos, de los que heredó el buen hacer y la paciencia.



El clon de tempranillo de las viñas de la Familia García Figuero procede de cepas prefiloxéricas gracias a los religiosos franceses llegados a La Horra en 1908. Estos dedicaron sus esfuerzos entre 1912 y 1920, tras la terrible plaga de la filoxera, a replantar viñedo en la La Horra con las mejores cepas, aquellas ya perfectamente adaptadas al riguroso clima de la zona.

En los años posteriores, la Familia García y la Familia Figuero continuaron plantado viñedos con el mismo sistema. Más tarde, José María fue seleccionando las parcelas que daban la mejor uva y, fruto de ese trabajo durante toda una vida, hoy disfrutamos de una selección exclusiva de 21 parcelas de viña vieja con más de sesenta años.



La uva recolectada se vendía desde 1968 a las mejores bodegas de la región, bodegas míticas, y a finales del siglo pasado comenzó a tomar forma la creación de la bodega para elaborar sus propios vinos. “Queremos que nuestra bodega y los vinos que salgan de ella sean un reflejo de la experiencia de generaciones, de trabajo y tenacidad”, decía José María García.


El pueblo de La Horra está a 802 metros sobre el nivel del mar. Su relieve es suavemente ondulado, mezclando pequeñas vaguadas, Arroyo de San Miguel, Arroyo Madre y Arroyo del Ejido, con colinas Cerro de Pino Gordo, al norte del pueblo; Valdenavas, al suroeste, y El Alto, al sureste del pueblo. En el norte del municipio existe una continuación de lomas que protege esta zona de los fríos vientos. La zona tiene un clima mediterráneo “continentalizado” con inviernos largos y fríos y veranos cortos y calurosos. El resultado es magia.



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