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  • Alexis Beard

Caribou Club


Aspen se ha convertido en un destino de excelencia gastronómica, donde nos espera una gran variedad de restaurantes, todos ofreciéndonos experiencias gastronómicas únicas.

Un lugar único en esta bella ciudad y destino de ski es el Caribou Club, elegante y seductor.

El Caribou Club abrió sus puertas en 1989 como el primer club de miembros privados de Aspen. Fundado por Harley Baldwin, en el club gocé de un comedor de clase mundial, una extensa lista de vinos y un bar y discoteca extremadamente sexy. Además, es una empresa de servicio completo de catering y eventos.

Desde humildes comienzos vendiendo crepes de 50 centavos desde un carro de palomitas de maíz en las calles de Aspen durante la temporada de esquí Harley Baldwin se trasladó a la minería de plata y a los bienes raíces. Se mudó a Nueva York en 1975 para tratar de crear un mercado verde al aire libre gastrónomo, pero todavía mantuvo un interés en Aspen.

Cuando su proyecto de Nueva York no resultó, Baldwin regresó a Colorado y se dio a la idea de un club nocturno donde el elite de Aspen, muchos de los cuales había conocido en Nueva York, podían cenar y bailar después de un día de ski.

Este Club exclusivo se ha vuelto el punto de encuentro de la alta sociedad de Aspen, donde se llevan a cabo los mejores eventos y reuniones. Bajo una seductora luz roja podía ver a los Aspenitas disfrutando del aprés-ski, copa en mano y sonrisas en boca.

El exclusivo Caribou Club es un lugar privado, abierto sólo para los miembros. Escondido entre las tiendas cercanas de pieles y diamantes, el Caribou está marcado sólo por la palabra "privado" en su gran puerta de caoba y latón. En el interior se encuentra la Gran Sala, con paredes de color verde y un sofá de 10 pies de largo. El club cuenta con un amplio bar, una discoteca y un comedor – donde la gastronomía cambia constantemente, siempre deleitándonos con novedades.

En el interior, los miembros conviven en seis salas de paneles de roble, rodeado por una colección de pinturas occidentales de artistas como Frederick Remington y Albert Bierstadt. El ambiente varía con la hora del día. A medida que avanza la noche desaparecen los cafés y aparecen las botellas de champagne.

Además de ser el lugar de moda en la ciudad, la comida es excelente. El chef nos mima con ingredientes frescos y naturales, una cocina creativa con postres decadentes, todos traídos a nuestra mesa con el mismo cuidado, servicio excepcional y atención al detalle que hemos llegado a esperar del mundialmente famoso Caribou Club.

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