top of page
  • Deby Beard

Beber es un arte


Beber es un arte, es un caricia a los sentidos que nos transporta a un mundo de seducciones hedonistas. Es la región de Rioja donde los celestes terruños, bendecidos con un clima ideal y suelos arcillosos, son el inicio de las historias que viven a través de sus vinos. La magia divina que se aloja en cada botella riojana empezó con un trabajo meramente mortal, lo que les agrega un toque aún más especial.

Con su variedad de vinos, Rioja ha demostrado que beber vino es un placer que no debe limitarse a determinadas edades, aunque tal vez el gusto por determinado tipo de vino crece junto a la persona. Sus vinos son la prueba de que el arte de disfrutar bebiendo, al igual que sus uvas, se cultiva.

La delicadeza y el sabor frutal de sus vinos jóvenes son ideales para quienes se inician en este mundo; sus crianza, son el punto intermedio para disfrutar de los tonos frutales pero con notas de madera; los vinos reserva dejan una sinfonía de sabores y aromas con gran presencia; mientras que los vinos gran reserva y su paso profundo y aterciopelado son perfecto para una plática con temas apasionantes.

Enamorarse de los vinos de Rioja requiere educar al paladar, afinar el olfato, y sobre todo, estar abierto a las nuevas experiencias. El oído también juega un papel fundamental, tan importante como lo es el maridaje con alimentos que resalten las cualidades del vino. Escuchar música mientras se brinda con un vino tinto, blanco o rosado, es un paseo por un universo en que se intensifican las notas de las uvas transformadas en elixir divino.

Aunque beberlo a solas es gratificante, compartir con alguien más ese momento, envueltos en el ambiente adecuado y la música ideal es un coctel en el que se fusionan en una copa la añada y la cepa con los deseos.

Conocer sobre vinos riojanos y poseer alguna de sus botellas excepcionales, envuelve a las personas de un halo de elegancia y buen gusto. Beber las creaciones de la D.O.Ca es una carta de presentación en sociedad, no sólo de los vinos en cuestión, sino del mismo consumidor.

El sonoro descorche de una botella y los primeros aromas que emanan, son un viaje en el que las sensaciones son las protagonistas. Los diseños de las etiquetas, de las botellas y su mismo nombre son el atractivo visual y poético que acompaña al sabor riojano.

bottom of page